jueves, 30 de junio de 2011

Entender la GLOBALIZACIÓN

Daniel Mato, en su texto "Des-fetichar la globalización", entiende a la globalización como un proceso social en donde todos los actores sociales participamos del mismo consciente o inconscientemente. Para entender a éste, plantea una concepción integrada de la idea de cultura unida a una idea de política  que integre las prácticas de todos los actores sociales, y no sólo de las de gobiernos y entes gubernamentales e intergubernamentales, éstos son la 


formulación de políticas culturales que están acordes con la era de globalización que actualmente vivimos.  


En este sentido, señala que la mayoría de autores que conceptualizan a este proceso de globalización lo hacen de una manera fetichista con una mirada reduccionista. Mato entiende que diversos autores nombran a la  globalización "como si se tratara de una suerte de fuerza suprahumana que actuaría con independencia de las prácticas de los actores sociales". Así es como atribuyen la existencia de este proceso a factores económicos o tecnológicos. 


Al contrario, el autor expresa que es necesario entender que este proceso contemporáneo se da a través de un discurso económico, en especial el "neoliberal", que se encuentra en un lugar de poder hegemónico. Por ende, no se puede dejar de lado las complejidades de las prácticas sociales y estudiarlas de una mirada global-local. Por ello afirma que todas "las prácticas de todos los actores sociales, sean empresas, organizaciones gubernamentales u organizaciones no gubernamentales, todas involucran a la vez aspectos económicos, aspectos culturales y aspectos políticos". finalmente señala que todas estas, al involucrar aspectos políticos, expresan y tiene consecuencia en las relaciones de poder establecidas.

Globalización desde las políticas culturales.

Entender la globalización, significa entonces, atender a las interrelaciones de tipo global-local, y cómo a través de ella se producen un sentido común de época, siempre teniendo en cuenta que actúan diversas dimensiones en este proceso, y no sólo la económica. 

Globalización por el sistema económico hegemónico.

Por su paarte, Roxana Morduchowics en su libro "Los jóvenes y las pantallas" señala que los jóvenes a través de la cultura popular, entendida como la cultura audiovisual y mediática, generan su propia identidad. Así es como expresa que "los centros comerciales, los cafés, la televisión, los recitales de música y las nuevas tecnologías modifican la percepción que los jóvenes tienen de la realidad y el modo en que conciben el mundo".

El uso de Internet en los jóvenes, por ejemplo, posibilita la interpretación de la interactividad del mundo actual, que se basa en la lectura no lineal, no secuencial, hipertextual. Y con las transformaciones que han producido estas invenciones al mundo, también han modificado los contextos sociales y familiares que se relacionan con esos medios de comunicación.

Internet, junto a Messenger, Facebook, Skype, etc, le posibilita a los jóvenes socializar, contactarse con sus amigos o conocer gente de todo el mundo. Los intercambios que se dan a través de estos medios refuerzan y recrean los vínculos sociales de los jóvenes con sus pares.

Interconectados, globalizados, los jóvenes.

Pero además de ello, este medio les crea en los jóvenes una ilusión de poder, precisamente en la idea de que pueden poseer al mundo y controlarlo instantáneamente. La autora señala que esta ilusión se da a partir de tres factores principales: 
- la posibilidad de conexión-desconexión, a partir del cual, los jóvenes tienen la decisión de cuando quieren ser "visibles" al mundo y cuando no.
-la navegación infinita sin la necesidad de salir de su hogar, que le posibilita conocer mundos y culturas distintas sin ir en busca de ello.
-finalmente, la manipulación de la realidad virtual, que se da normalmente cuando se juega en la Web, dónde el joven cree que es posible levantar y destruir imperios en sólo instantes.









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